viernes, 17 de febrero de 2012

La última sonrisa

Se despidió de sus amigos con una sonrisa en la cara, pero cuando se giró y comenzó a caminar hacia su casa ya había desaparecido. Siempre sonreía cuando iba con ellos, y no era una sonrisa falsa, pero en cuanto se separaban toda aquella felicidad desaparecía sobre todo aquella noche. . . el día anterior ya se había dado cuenta de que algo pasaba, su mejor amiga y ella habían medio discutido y ella había sacado sus conclusiones, creía que quería dejarle a solas con otra chica, a él, al chico que ella secretamente amaba, suponía que él había hablado con ella, y por eso no había dicho nada. Pero aquel día iban un montón de personas a acompañarla, y aun así su amiga le había echado esa mirada de “no deberías estar aquí” y ella se iba antes a casa, sin acompañar a los demás hasta sus casas como solía hacer.

Cuando se alejó suficiente de ellos empezó a tararear la melodía de una triste canción que le vino a la mente. La calle estaba desierta y apenas pasaban coches, pero ella no se fijo en ello, iba sumida en sus pensamientos, de vez en cuando sin darse cuenta comenzaba a hablar sola en voz alta y se reprochaba el no tener claros sus sentimientos ni ser lo suficientemente fuerte como para expresarlos. Casi sin darse cuenta la lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, y a correr por sus mejillas, ella absorbía la tristeza de las personas, siempre escuchaba los problemas de sus amigos e intentaba consolarles o ayudarles, pero a ella nadie la escuchaba, entre otras cosas porque ella no pedía atención, no quería aburrir a sus amigos con sus problemas así que siempre disimulaba. Por culpa de aquella manía cada vez se sentía peor, ya que unía a sus propios problemas los de sus amigos. Sumida en sus pensamientos se dio cuenta de que no veía nada, ya que las lágrimas no paraban de salir, pero le dio igual. Conocía aquel trayecto de memoria ya que era el mismo que hacía para ir y volver del instituto todos los días Comenzó a cruzar la carretera, y de pronto escuchó el ruido de un motor, acercándose a toda velocidad, se giró y a través de la pantalla de lágrimas pudo ver dos luces. se quedo allí, paralizada, sin saber qué hacer, y casi le pareció que el tiempo se detenía, su mirada se aclaró y pudo observar con atención la oscuridad de la noche, el movimiento de las hojas de los árboles y algunos gatos corriendo por el parque, vio como el coche se acercaba a ella sin poder remediarlo, pitando como un loco y haciendo eses, incluso llegó a vislumbrar la cara del conductor, con marcados signos de embriaguez todo aquello pasó ante sus ojos, sin darle tiempo a reaccionar, y quedó grabado en sus retinas, justo antes de que el coche impactara contra ella y la lanzara por los aires, quedo tirada en el duro y frío asfalto de la carretera y vio de reojo como el coche se alejaba a toda velocidad de allí “quizás sea mejor así“ pensó por un momento antes de sumirse en la oscuridad.

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