martes, 30 de abril de 2013

El Diluvio (original)


El sol se alzaba ya entrada la mañana y dos jóvenes señoritas, sentadas en unas escaleras y presas del aburrimiento, incordiaban sin miramientos a los transeúntes exclamando “¡¡buenas noches!!, ¡buenas noches, señor!, ¡buenas noches, señora!” a viva voz y riendo después con estridente risa. Mas pasó entonces un hombre, vestido de traje con sombrero de copa y monóculo, y ellas exclamaron “¡Buenas noches, señor!” y él se detuvo y respondió “buenas son, sin duda, mas cuando el amanecer se alce, la oscuridad se cernirá sobre la tierra y los delfines, de los colores de las rosas y la hierba bien cuidada, se alzarán en el cielo y dominara, junto a los hipocampos multicolores, la humanidad.” Y tras exclamar esto, dejando boquiabiertas a las jóvenes, un rayo cruzó el cielo y un trueno le siguió. Y el hombre reanudó su camino al tiempo que la lluvia comenzaba a caer, mas no era agua lo que llovía si no virutas de chocolate que, en cuestión de minutos, cubrieron las calles. Los niños gritaban de alegría mientras que las señoras alzaban sus voces con horror al ver sus impolutos vestidos empapados en chocolate. Y, de pronto, la lluvia cesó, las nubes marrones se abrieron dejando ver un arcoíris en escala de grises en el cielo amarillo de la tarde.

martes, 23 de abril de 2013

Espera


—Espera, espera… no te apresures—Dijo bajo su sombrero de copa—cuanto más rápido vayas más tarde llegaras
Mientras él decía esto ella corría intentando ignorarle, pero el caminaba a su lado lentamente, casi como flotando, ocultaba gran parte de su rostro bajo el sombrero y solo dejaba a la vista una gran sonrisa de afilados dientes. Ella, con sus verdes ojos fijos al frente, intentaba correr lo más rápido posible, pero aun así parecía que su destino estuviese cada vez más lejos.
Su pelo, antes oscuro, empezaba a clarear, las canas se extendían a gran velocidad y en su piel comenzaban a salir arrugas… mas ella no se detuvo.
—Vamos niña, no corras— le dijo con voz burlona— ¿No ves que deberías disfrutar del bello paisaje, de las risas de los niños mientras juegan, de las jóvenes parejas? ¿No ves acaso que cuanto antes llegues antes habrás dejado atrás lo que una vez te importó?
Sus ojos, que se habían ido apagando, empezaron a humedecerse pero ella sacudió la cabeza sin cesar en su carrera, sentía que sus fuerzas la abandonaban poco a poco. Al fin no pudo mas, dejó de correr, cayó al suelo y quedó tendida en él. En un último esfuerzo alzó la vista y un brillo de triunfo inundó su mirada.
— ¿Ves? He llegado
Su afilada sonrisa se extendió aun más.
— ¿de veras crees que es aquí a donde pretendías llegar?
Ella miró alrededor y se dio cuenta de que todo allí era tenebroso, estaba sola en aquel paraje muerto…  El brillo de triunfo desapareció tan rápido como había llegado, llevándose consigo su vida. Mientras él, con su sombrero de copa y su sonrisa de oreja a oreja, arrancaba de su pecho el corazón y lo mordisqueaba con sus afilados dientes. Rió satisfecho.