miércoles, 8 de febrero de 2012

Otro mas sin titulo. u.u no se me da bien buscar titulos. . .

Aquella aburrida clase la exasperaba. El profesor explicaba con voz monótona, los alumnos bostezaban y se recostaban en las mesas. Allí sentada, rodeada de gente que no le importaba lo más mínimo, ella miraba al frente, pero no atendía, miraba al infinito, imaginando historias fantásticas al otro lado de la pared. Historias de brujas, magos, dragones. . . y todas aquellas criaturas que tanto le agradaban.
De pronto algo goteó desde el techo, cayendo en la cabeza del profesor, manchando toda su cara, se llevo la mano a los ojos y se limpió. Miró al techo. Una gran gotera negra se extendía sobre él y goteaba lentamente aquellos espesos goterones. Aquello la sacó de su fantasía, las paredes comenzaron a a chorrear también aquel liquido y este empezó a cubrir el suelo. Escuchó los gritos de sus compañeros, se dio cuenta de que miraban al profesor y ella también lo miró. La carne de su cara había comenzado a disolverse, el hombre había caído al suelo y convulsionaba echando espuma por la boca mientras su cara se disolvía como si fuera efervescente. Alguien se levantó y fue a abrir la puerta, pero estaba bloqueada, entonces aquel líquido le cayó en el brazo, la carne se disolvía y caía dejando el hueso al descubierto.
Siguiendo una corazonada se subió a la mesa, cruzó las piernas y se quedó allí sin moverse, observando a sus compañeros. Algunos la imitaban otros intentaba abrir las ventanas, pero todas estaban bloqueadas. El suelo se cubrió por completo de aquel líquido negro, alcanzando los pies de seis personas, que comenzaron a gritar de dolor, dos de ellas cayeron al suelo, empapándose y su carne se disolvió mezclándose con el negro, las otras cuatro consiguieron encaramarse a las mesas y creyeron haberse librado de la muerte, pero sus pies habían comenzado a disolverse y el liquido se extendía cada vez más por sus piernas. Uno de ellos intento limpiarse el líquido con la mano, logrando únicamente que esta empezara a disolverse también. Poco a poco el líquido negro se fue comiendo toda su carne, ante la mirada horrorizada de sus compañeros, dejando únicamente los huesos blancos y limpios. Cuatro esqueletos quedaron en las mesas y otros cuatro en el suelo, medio hundidos en el oscuro líquido, uno de ellos aun aferraba el pomo de la puerta, que seguía sin abrirse.
El techo seguía goteando y cayeron negras gotas de muerte sobre tres personas más, a uno de ellos, que miraba hacia abajo le golpeó en la nuca, poco a poco su cara fue separada de su cráneo, resbaló y quedó flotando sobre el líquido por un instante. Al segundo le golpeó en la cara, tirándole de la mesa y se hundió lentamente en el líquido. El tercero no tuvo tanta suerte, la gota le rozó apenas el codo, provocándole unja muerte lenta y dolorosa. Se dieron cuenta de que el nivel del líquido aumentaba. Algunos empezaron a ponerse nerviosos, temblaban en sus mesas o intentaban saltar a otras más alejadas de las paredes ya que estaban cubiertas por una espesa cortina de espesa negrura que caía constantemente. Dos personas saltaron a la misma mesa y al chocar cayeron volcando algunas mesas de alrededor, en las que se hallaban tres personas, los cinco se hundieron dejando manchas de color carne, mezcladas con el rojo de la sangre, que fueron desapareciendo lentamente. Una chica, acurrucada en una mesa, miraba con ojos llorosos a un chico que se encontraba en una mesa algo alejada y el la miraba a ella, el se levantó y saló de mesa en mesa hasta llegar a la que se encontraba junto a ella, la chica se acurrucó aun mas haciéndose pequeña para dejarle sitio. El saltó. Quedo un momento de pie sobre la mesa intentando recuperar el equilibrio, pero no lo consiguió, y comenzó a caer hacia atrás, casi a cámara lenta, ella alargó la mano intentando sujetarlo, pero no tenía fuerza suficiente y ambos cayeron.
De repente un ruido les sobresaltó, el manillar de la puerta se había movido, la mano del esqueleto lo bajaba cada vez más y entonces la puerta se abrió. Pero aquello no mejoró las cosas, si no que las empeoró, ya que lo que había al otro lado de la puerta no era sino un negro mar del espeso liquido, que entró de golpe en la clase como un tsunami, cinco personas que estaban cerca de la puerta fueron engullidas por la ola y a otras tres les salpicó al chocar contra la pared. Solo quedaban dos personas más a parte de ella. Una de ellas gritó de pronto, le miraron, el miraba al techo horrorizado, una gota había comenzado a formarse sobre su cabeza, se levantó dispuesto a saltar a la mesa más cercana, pero la única que había estaba ocupada por su compañero que negaba con la cabeza mientras le decía que no lo hiciera, la gota cada vez era más grande y estaba a punto de caer. Saltó y de alguna manera se mantuvo sobre la mesa sin perder el equilibrio ni tirar a su compañero, pero de pronto volvió a gritar, se miro el pie y se dio cuenta de que la gota le había rozado al caer. Le falló la pierna y cayó hacia atrás, intentó agarrarse a su compañero pero este se aparto todo lo que pudo dejándole caer. El nivel del líquido casi había alcanzado las mesas. El chico se quedó un momento pensativo y luego se le iluminó la cara, intentó sacar del líquido una silla y esta salió limpia y sin restos del mortal fluido, la coloco en la mesa y se subió encima, de pie, pero no calculó bien y su cabeza se introdujo entera en una gota que se había estado formando y que él no había tenido en cuenta, quedó un momento allí, inmóvil, y luego el cuerpo, con el cráneo completamente limpio, se desplomó cayendo y hundiéndose.
Solo quedaba ella. Se levantó. Observó alrededor y después saltó, tirándose de cabeza hacia aquel negro océano de muerte. Notaba como su carne era mordida por millones de microscópicos dientecillos. Abrió los ojos y vio un mundo perfecto, de praderas verdes y aire limpio, justo antes de que sus ojos fueran devorados, pero aun cuando todo estaba a oscuras seguía escuchando el canto de los pájaros y el suave movimiento de las hojas y olfateó el dulce aroma de la hierba y las flores, y luego. . .
Nada.

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