miércoles, 15 de febrero de 2012

felicidadeees carloos!!!!

este es el primer capitulo del cuento que me pidieses que escribiera,no se como terminara la cosa pero si quieres que cambie algo o tienes alguna idea ¡dímelo! y asi sera mas "personalizada" xDD



Cuando sonó el timbre Carlos comenzó a recoger sus cosas, aun quedaban algunas horas de clase pero el ya se iba a casa. No le iba demasiado bien en sus estudios y a veces se deprimía pensando que era un inútil, que no servía para nada, pero en su interior guardaba un poder que él desconocía.
Mientras caminaba hacia su casa, le pareció que alguien le seguía, oía sus pasos y casi creyó poder oír su respiración. Se detuvo y se giró, pero la calle estaba totalmente desierta, quizás incluso más de lo habitual. “será mi imaginación” pensó, y volvió a caminar, pero aquella sensación seguía allí, notaba una mirada fría en su nuca y pasos silenciosos tras de sí. Cerró los ojos un momento para convencerse a sí mismo de que todo era irreal, una imaginación suya, pero cuando abrió los ojos se detuvo en seco, había una mujer parada frente a él, su ropa era algo extraña pero no alcanzaba a comprender porque le daba esa impresión. La mujer le observaba con unos ojos gélidos de un azul tan claro que casi parecía blanco. Cuando la miró, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, pero se controló para no salir corriendo y siguió observándola, su pelo castaño oscuro casi negro le caía hasta la cadera, desparramándose como una cascada de agua oscura. No se movía, únicamente le observaba y el la observaba a ella.
-¿Quién eres?- le preguntó- ¿Qué haces aquí?- ella ignoraba todas sus preguntas como si no las escuchara.
Carlos dio un paso hacia ella, armándose de valor y entonces ella cambió su expresión, su aparente curiosidad se tornó en rabia, pero solo en su rostro se distinguía el sentimiento, todo su cuerpo seguía relajado. Sin muestras de crispación alguna retrocedió, aun mirándole, y desapareció entre unos árboles. Carlos corrió hacia allí, pero solo vio un gato corriendo a lo lejos y un par de pájaros en el cielo.
De camino a su casa fue pensando en aquel extraño suceso, alerta por si la extraña mujer volvía, pero nada ocurrió. Cuando llegó, cerró la puerta con llave y se encerró en su habitación, cogió un libro de su estantería y se tumbó en la cama a leer. Mientras estaba concentrado volvió a notar que le observaban e inmediatamente se puso alerta, soltó el libro sobre la cama y se puso en pie, comprobó el pestillo de la puerta y vio que aun estaba echado, luego fue a la ventana se cercioró de que estaba bien cerrada y echó las cortinas. La luz de su lámpara le parecía irreal, las sombras que formaba eran deformes y tétricas. Escucho un ruido tras su puerta y se acercó un poco, aguzando el oído para escuchar a través de la madera y entonces, de repente, se abrieron de golpe las cortinas y la ventana, una ráfaga de aire entro en la habitación y esta volvió a inundarse de luz solar. Carlos se giro, mirando asustado la ventana, entonces escuchó el sonido del seguro de la puerta y una fuerza sobrehumana lo empujó tirándolo al suelo, cayó de rodillas al suelo y se giró, temeroso, la puerta estaba abierta de par en par, y allí se alzaba la imponente figura de la mujer de ojos azules. Le miraba como si fuera un molesto insecto y Carlos percibió el deseo de matar en sus ojos. Impotente descubrió que las piernas no le respondían. Miró alrededor, en busca de algún arma, pero no había nada a su alcance. La mujer comenzó a murmurar algo en un idioma desconocido, Carlos notó que el aire se hacía más pesado y transmitía una extraña sensación. El murmullo cesó y la mujer alzó un brazo, colocando la palma de su mano hacia Carlos y el percibió el peligro, sus piernas volvieron a responder y se levantó, retrocedió hasta quedar pegado a la ventana, y el aire le revolvió el pelo, la mano de la mujer apuntaba directamente a su pecho y una pequeña bola de luz había empezado a formarse frente a ella, gorgoteaba como si fuera lava. Carlos miró de reojo por la ventana, era un octavo, sabía que era imposible que saliera con vida de aquello, pero aun así se pego mas a la ventana, casi subiéndose a ella. La mujer comenzó a reír, su risa era oscura y maligna, cargada de odio y muerte. La pequeña bola de luz había alcanzado el tamaño de una pelota de tenis y se había estabilizado.
-¡MUERE!-grito entonces la mujer
Carlos deseó que el tiempo se detuviera, pero sabía que no pasaría, pudo ver la bola avanzando a toda velocidad hacia el e instintivamente retrocedió, lo que provoco que cayera por la ventana. Fue como si viera una película a cámara lenta, se vio a si mismo cayendo lentamente, la bola le pasó rozándole el hombro, se giró y vio el suelo acercándose a él y deseó caer suavemente, o que algo detuviera su caída, y entonces su cuerpo cayó al suelo, pero el golpe no fue tan fuerte como esperaba, además había tardado excesivamente poco en caer. Abrió los ojos, notaba las piernas y los brazos doloridos, pero estaba vivo. Miró arriba, aun tumbado en el suelo, a tiempo para ver a la mujer asomarse desde su ventana, cerró los ojos y se quedó inmóvil, no quería que aquella que lo quería muerto supiese que en realidad estaba vivo. De repente se escucho un grito, una mujer que pasaba por allí le había visto, entreabrió los ojos y vio que la extraña mujer había desaparecido de la ventana. La mujer que había chillado se acercó a él, cuando le miró la cara y vio que respiraba se calmó un poco.
-¡que susto me has dado!- le dijo mientras rebuscaba en su bolso- ¡pensé que estabas muerto! ¿Qué te ha pasado?
- lo siento- murmuró, intentando incorporarse-me he caído
La mujer sacó un paquete de pañuelos y le dio uno, le ayudó a levantarse y le sentó en un banco.
-¿Qué te ha pasado en el hombro?
Carlos se miró y vio que tenia la camiseta rasgada y empapada de sangre, que salía de un corte en su hombro, pero curiosamente no le dolía, pero no dijo nada.
-hay que llevarte al hospital, ¿quieres que llame a tu madre?
-¡No! No llames a nadie
-de acuerdo– dijo tras observarle gravemente- creo que eres suficientemente adulto como para saber lo que te conviene, pero voy a llevarte al hospital
Afortunadamente había uno cerca de allí, cuando llegó se desplomó en una silla, se estaba quedando sin fuerzas, perdió la consciencia. Cuando despertó estaba rodeado por una cortina blanca, metido en una cama, notaba el hombro rígido y cuando lo miró vio que estaba vendado. Escuchó pasos en el exterior y se puso en tensión, pero entonces una enfermera de aspecto agradable descorrió las cortinas
-Veo que ya estas mejor- dijo con una sonrisa- la mujer que te trajo ha tenido que irse, pero se quedó hasta saber que estabas bien ¡qué suerte has tenido! La herida era profunda ¿Cómo te le hiciste?
-No lo recuerdo bien- dijo eludiendo el tema
-Bueno, ¡lo importante es que te recuperes! Por cierto hemos llamado a tu madre, debe estar a punto de llegar
-Mierda- murmuró desviando la vista
- la mujer ya nos dijo que no querías, pero lo vimos necesario. Bueno te dejo descansar- y tras decir esto salió y volvió a cerrar las cortinas.
Carlos se sumió en un sueño ligero e inquieto, trazos de recuerdos e invenciones se entremezclaban en su mente. De pronto volvió a despertar, oía pasos, estos se detuvieron tras las cortinas
- No quiero hablar, madre- le dijo a la silueta que se dibujaba vagamente en la cortina- ¡márchate!
-no soy tu madre- la cortina se descorrió y una joven asomó la cabeza
- lo siento- se disculpó Carlos
La chica entró. Su pelo, sujeto en dos coletas era morado y estaba muy rizado, y sobre su cabeza descansaba un pequeño gorro de bruja, como de adorno, su vestido era negro y la tela caía hasta sus rodillas, como a jirones. Carlos la miró asombrado. Ella se acercó a él, le miró con sus grandes ojos, también morados, y acto seguido le puso una mano sobre el hombro. Su primera reacción fue apartarse, pero entonces comenzó a sentir, en su hombro, una calidez inusualmente agradable, cuando la calidez cesó la chica cortó las vendas y se las quitó, Carlos vio que su herida estaba totalmente curada.
-¿Quién eres?- le preguntó
-soy una bruja-le contestó ella-me llamo Katja. El consejo me eligió para protegerte
-¿protegerme? ¿De qué? ¿Qué consejo?
-de Ella, por supuesto, La Bruja Malvada, ha venido para destruirte. El consejo de brujas y magos es el que decide casi todo en nuestro mundo
-¿Qué quieres decir exactamente con “bruja”?
-pues eso-dijo riendo- que soy una bruja, como todos en mi mundo, hago magia y esas cosas- y mientras decía esto puso sus manos ante ella y pequeños fuegos artificiales comenzaron a salir de ella
-esto es muy raro –dijo estupefacto-por cierto ¿Por qué quiere destruirme?
-porque eres Tu. Eres la única persona capaz de detenerla y encerrarla para siempre
- ¿Cómo voy a hacer yo eso? Y ¿Quién dice que quiera hacerlo?
-DEBES hacerlo, porque de ello depende la seguridad de Todo
-Pero eso no responde a mi primera pregunta
-El “cómo” es algo que habita en tu interior y que, al parecer, aun no has descubierto
"Algo que habita en mi interior" murmuro pensativo
-¡Debemos irnos!- exclamó Katja- ¡están a punto de llegar!
-¿Quiénes?
-los enfermeros y tu madre
Carlos se incorporo de golpe, volviendo de repente a la realidad, si su madre lo veía no le dejaría en paz, asique con ayuda de Katja salió de la cama y fueron hacia la puerta, pero escucharon voces que se acercaban.
-¡por la ventana!-le susurró Katja
El la miró asombrado pero la siguió. Katja abrió la ventana y silbo fuertemente, luego saltó. Carlos se asomó y vio que había caído sobre una escoba, Katja se acercó a la ventana todo lo que pudo y le tendió una mano. Carlos no estaba seguro de que fuera una buena idea, pero las voces habían llegado ya a la puerta y saltó, sin pensarlo. Casi sin darse cuenta se encontró sentado en la escoba y esta salió disparada, alejándose cada vez mas del hospital.

2 comentarios:

  1. ostras tu k cuento k falacia lo raro eske de momento no hay sangre apenas

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    1. ya . . . la verdad es que me esta quedando bastante suabecillo xDD pero supongo k ya ira subiendo de tono^^ no tengo ni idea de lo k pasara

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