Abrir los ojos… encontrar, al otro lado del cristal
un mar de nubes que es extiende hasta el horizonte. Su textura suave y
esponjosa, como de algodón de azúcar, te hace sonreír. Puedes notar las
turbulencias y el suave bamboleo el avión pero te da igual. La suave luz de la
mañana cruza las ventanas y baña tu cara con su escaso calor. Y, simplemente,
cierras los ojos y duermes…
miércoles, 30 de octubre de 2013
martes, 15 de octubre de 2013
Vértigo
Recostada en la arena, con la
vista perdida en las estrellas, dejaba que sus oídos se inundasen del hermoso
sonido del mar. El ir y venir de las olas la relajaba, podía escuchar también
las risas y los chapoteos de sus amigos, que jugaban en el agua. Cerró los ojos
y se dejó mecer por la suave brisa. Sintió como, poco a poco, dejaba atrás su
cuerpo y se alzaba en la noche, con una nueva forma mucho más libre. Surcó el
cielo, observó a sus amigos haciéndose aguadillas y corriendo alegremente, también
vio a la gente que paseaba, las luces de los edificios y las farolas que cada
vez se iban haciendo más pequeñas, ya apenas podía ver su propio cuerpo tirado
en la arena. Y, de pronto, tuvo vértigo. La magia desapareció y ella empezó a
sentirse más pesada, era como si su cuerpo la poseyera una vez más. Comenzó a
caer. Primero lentamente, pero luego mas y mas rápido, y el suelo se fue
acercando a ella cada vez mas. Estaba tan cerca que ella cerró los ojos
deseando que aquello no fuera real, esperando que todo fuese un sueño.
Un fuerte golpe resonó por toda
la playa. Los adolescentes desearon sus juegos y volvieron la vista hacia el
foco de aquel ruido, el mismo lugar donde se encontraba su amiga, y corrieron
hacia allá. Lo que vieron les horrorizó. Donde había estado antes ella, ahora
solo había un enorme cráter, casi habrían podido jurar que en el fondo quedaba
la sombra de una forma humana, pero no había rastro de ella. Jamás se encontró
el cuerpo de la joven, se había esfumado. Como la espuma del mar.
martes, 8 de octubre de 2013
Desengaño
Un día, abrió los ojos y se dio cuenta de que la hierba no era tan
verde ni tan tupida, el cielo no era tan perfecto ni la brisa tan dulce como en
las historias, como ella lo había llegado a ver. Los arboles se rompían, las
flores se marchitaban y las hojas caían. El idílico cielo completamente
azul e los cuentos no le parecía tan
bello, el agua era turbia y, lo peor de todo… eran los humanos. No eran
perfectos, ni mucho menos, de pronto todo el mundo le pareció feo y
desagradable, los malos, quizás, no eran tan malos y los buenos no tan buenos.
No había bellas princesas ni príncipes ni tampoco aquellos apuestos malvados
que los sedujeran, todo eso pasaba únicamente en los cuentos. Incluso ella, que
aunque nunca se había visto como a una
princesa, si lo había hecho como aventurera o guerrera, se dio cuenta de que no
era intrépida ni fuerte, si no más bien débil y cobarde, como todos los demás.
martes, 1 de octubre de 2013
Erase una vez...
Erase una vez, en un tiempo muy
muy lejano, un dinosaurio. Este dinosaurio se llamaba Pepe y era el pequeño dinosaurio
más feliz de toda la tierra. Vivía con un montón de dinosaurios, que eran sus
amigos, y jugaba con ellos en el parque, se tiraban por los toboganes y se
columpiaban en las hamacas. Por las noches dormían todos juntos después de
hacer gigantescas orgías homosexuales en las que todo el pueblo dinosaurio
gozaba dando y recibiendo amor. Cada mañana salía con sus compañeros a buscar
comida pero cada día que pasaba era más consciente de que las bayas prehistóricas,
los helechos y las hojas no saciaban su hambre. Creció tanto que dejó abajo a
todos sus amigos, para hablar con ellos tenía que tumbarse en el suelo, las
madres de sus amigos empezaron a tenerle miedo y le dijeron a sus hijos que no
se acercasen a él. Poco a poco se fue quedando sin amigos, los pocos que aun le
hablaban lo hacían a escondidas y en público ni le miraban. El joven, aunque no
pequeño, Pepe se encontraba fatal, estaba muy deprimido y se fue a una roca
apartada donde lloró en silencio hasta quedarse dormido con la boca abierta. Un
pequeño amigo volador le vio dese lo alto y se acercó a él, como no veía otro
sitio donde aterrizar se posó suavemente en su boca. Pepe sintió un cosquilleo
en la lengua y cerró la boca de golpe
desgarrando y triturando a su pequeño amigo. Pepe se asusto mucho al oír el
grito ahogado de su amigo per entonces el sabor de la sangre y las vísceras inundo
sus pupilas cual orgasmo culinario. “¿A ver si voy a ser carnívoro?” se preguntó
Pepe pero aun seguía apenado por su amigo así que se levantó y fue hacia el pueblo para
disculparse con su familia. llamó a la puerta y esperó, el padre salió y, al
ver allí a Pepe con la boca y el pecho llenos de sangre y un ala de su hijo
encajada entre sus dientes , se quedó pálido, ni siquiera tuvo fuerzas para
llamar a alguien. Pepe interpretó su silencio como que le escuchaba y se agacho
para disculparse, pero entonces el olor de la carne llegó a sus fosas nasales. Instintivamente
abrió su gran boca llena de afilados dientes y le arrancó la cabeza junto con
medio cuerpo, dejando en el suelo las patas inferiores que se mantuvieron un
momento estáticas y luego cayeron al suelo con gran estruendo. Le supo tan rico
a pepe el padre de su amigo que se termino la parte que había dejado, se comió también
a su madre, que acudió corriendo al oír el golpe, y fue corriendo de casa en
casa devorando a todo el que se encontrara y, entonces, volvió a ser el
dinosaurio más feliz de la tierra.
http://leniproduction.deviantart.com/art/Chibi-T-rex-217150037 |
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