Era la noche del 31 de diciembre
de 1807 y se habían reunido en la plaza mayor de Madrid. Casi eran las 12
y por todas partes se oían risas y
gritos de jolgorio, los cuartos comenzaron y todo el mundo calló. Las campanadas
comenzaron. Una… dos… tres… cuatro… cinco… seis… siete… ocho… nueve… diez… once…
la doceava campanada se detuvo y su sonido quedó vibrando en el aire. Entonces el
cielo se abrió y un haz de luz cayó sobre la plaza, justo en el centro, sobre
la hoguera. Todo el mundo observaba boquiabierto la grieta del cielo, que se hacía
cada vez mayor. Un fuerte estruendo, como de cristales rotos, sonó y el cielo se
cuarteó. De pronto un extraño artefacto comenzó a bajar por la luz, era una
especie de bola de algún material opaco y se posó suavemente en el medio de la
hoguera. Las llamas lamian la superficie de la bola y entonces una compuerta se
abrió y gritos de dolor inundaron el silencio. Una silueta humana había salido
de la bola y se retorcía de dolor entre las llamas, seguida por otra sin mejor
suerte. Cuando al fin consiguieron salir de la hoguera rodaron por el suelo
hasta apagar las llamas que les quemaban y entonces se levantaron, ante la
vista atónita de los presentes, aun doloridos.
Ellos eran… ¡Francisco Franco y
Adolf Hitler conquistadores de tiempos! Pero el fuego les había dejado bastante
perjudicados y estuvieron seis meses en el hospital. Cuando se recuperaron
utilizaron sus poderes de convicción y su llegada inesperada para hacerse con
el poder y destruir cuanto estaba bien en aquella época. Esto se conocería en
las generaciones futuras como “La crisis de 1808”.
Pero un día el cielo se nubló en
plena hora de la siesta cogiendo a todos por sorpresa y millones de naves extraterrestres
llegaron para conquistar España, porque ya tenían muy visto EEUU. Hitler y Franco hicieron cuanto pudieron por detenerles, pero la tecnología de aquella época
no era suficiente para ello así que a los alienígenas conquistaron todo cuanto
había y se hicieron con el poder. Los nietos de los alienígenas que lucharon en
aquella batalla le contarían a sus propios nietos como sus tatarabuelos habían luchado
por su raza y llamarían a aquella batalla “La guerra de la Independencia” y se
creó un día universal llamado
Independence Day (porque en inglés era más cool).
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