Capitulo 1: Distorsión
Era una noche cualquiera, despejada,
estrellada, fría y sin luna. Todos los adolescentes del instituto del pueblo
habían acabado sus estudios y se disponían a celebrarlo en la fiesta anual en
la playa que se celebraba en Barith.
Estaban todos rodeando la gran hoguera,
cuando una luz que nadie pudo ver cruzó el cielo.
La fiesta continuaba, pero había alguien que
no se divertía, que se quería ir de allí cuanto antes. Cerca de la hoguera
había un chico alto, con el pelo moreno un poco largo y los ojos Marrones,
normalmente cálidos aunque ahora se asemejaban más a témpanos de hielo.
Todos estaban terminando de cenar o dándose
el baño nocturno, pero él no tenia ganas, quería irse a su casa, con sus
verdaderos amigos, no con esa pandilla de adolescentes descontrolados sin
ningún sueño.
Él vivía en Turaich, la ciudad más cercana,
pero se vio obligado a viajar al pueblo por motivos de los cuales no quería
hablar. Sus verdaderos amigos, los que
dejo atrás, eran los únicos en los cuales confiaba.
Estaba sumido en sus pensamientos cuando
gritos de alarma le hizo reaccionar, dirigió su mirada hacia la playa a tiempo
para ver como una luz blanquecina se movía de forma serpenteante a pie de
playa, haciendo salir con gritos de terror a todos sus compañeros.
— ¿Pero que…?—Se puso en pie frente a la
hoguera y fijo la vista en la luz que se movía como si…— ¿Esta intentando salir
del agua?— Su voz sonó incrédula, pero había un matiz de triunfo. Por fin iba a
descubrir la razón por la cual se fue de Turaich
La playa ya estaba totalmente desierta, se acercó
sin miedo a la luz y extendió una mano hacia ella, que ahora se había puesto a
hacer cirulos lentamente.
— ¿Qué haces Shay?— Shairus se sobresaltó
visiblemente, se irguió y de reojo vio como la luz se quedaba inmóvil y bajaba su intensidad
hasta casi desaparecer.
— ¡Ah, hola Mark!—Le saludó aun con los
nervios a flor de piel— Todos se han ido, así que estaba pensando en darme un
baño
Mark era un chico bajito, con cara de rata,
era el gracioso de la clase y, aunque a mucha gente le fastidiaban sus bromas,
era muy querido. Su pelo Castaño le daba un aire adolescente que sabia usar en
su beneficio muy bien.
Le miró extrañado, Shairus pudo ver en sus
ojos que no le había creído, pero le dio lo mismo, quería que se fuera y estaba
un poco impaciente.
—Venga tío, vente— Le dijo sonriente— La
fiesta se ha trasladado al campamento y se está genial— Shairus iba a responder
que no tenia muchas ganas, pero las palabras se le quedaron en la garganta,
sintió como algo subía por su pierna.
Bajo la vista disimuladamente, se le corto la
respiración al ver como la luz que había visto en el mar estaba ascendiendo por
su pierna, aunque solo vio una especie de cosa transparente moviéndose. Mark lo
noto y también bajo la vista, pero no vio nada.
— ¿Qué...?—iba a decir Mark, pero calló al
ver que Shairus se arrodillaba. — ¿Shay?
Shairus notaba como la cosa esa iba ascendiendo
en su cuerpo y se introdujo en su boca, lo que le produjo una arcada inicial y
sus piernas flaquearon.
Todo estaba tan iluminado que dolía abrir los
ojos, todo blanco, sin nada de color, sin nada que ver, solo luz infinita. De
entre esa luz una voz le habló, era una voz suave y clara, pero también vieja y
culta.
“Hola Shairus, me alegra volver a hablar
contigo”
— ¿Qué quieres decir?— Pregunto extrañado Shairus, no le sonaba esa voz pero
el parecía que si le conocía. — ¿Quién eres?
“Sabes quien soy, al fin y al cabo no puedes
olvidar tus orígenes tan fácilmente”
Esa respuesta despertó algo en su interior,
un viejo recuerdo:
Se encontraba en lo que parecía un
templo, un grandioso altar con una
piedra azul brillante en su extremo. Pudo recordar como con menos de cinco
años, le habían llevado al altar y como un fuego azul había salido de la piedra
para chocar contra su pecho, haciéndolo desaparecer.
“Veo que lo has recordado”
La voz parecía cada vez más cercana, pero
Shairus no prestaba atención, seguía recordando. Recordaba haberse convertido
en luz y cruzar el cielo, vio mas luces, pero se distanciaron y las perdió de
vista.
Entonces, tal y como todo había comenzado la
luz desapareció y le inundo la oscuridad, sintió entonces como unas manos le
golpeaban la cara
— ¿Shay?—Preguntaba un Mark asustado
arrodillado a su lado mientras le daba pequeñas bofetadas— ¿Shay estas bien?—
Su voz se tranquilizo cuando vio que estaba abriendo los ojos, le ayudo a
incorporarse
— ¿Qué ha pasado?—Intento preguntar, pero no
le salieron las palabras, se dejo ayudar para levantarse, pero se tuvo que
apoyar para evitar caerse ya que le flaqueaban las piernas.
Mark lo sujeto y lo llevo hasta el banco mas
cercano donde ambos se sentaron, Shairus cubrió su cabeza con las manos
apoyando los codos en las rodillas, se sentía muy mal; estaba mareado, confuso
y asustado.
Pasados unos minutos, durante los cuales
ninguno de los dos dijo nada, Shairus se
levanto despacio, se seguía sintiendo mal pero era hora de moverse. Se giro
hacia Mark que estaba pensativo.
— ¿Qué ha pasado?—Le pregunto, Mark lo miro
confuso y un poco asustado, se ve que no se había visto nunca envuelto en una
situación semejante y aun estaba en shock. Al ver que no respondía insistió — ¿Mark?
—No lo se…— Dijo despacio, parecía que iba a
vomitar en cualquier momento— Estábamos hablando normal, te has caído de
rodillas y te has caído…—Por su cara cruzó una mueca de temor— He intentado reanimarte
pero no respondías
Shairus se quedo callado, dejándole
continuar, presentía que no había sido
tan normal como sonaba y no se equivocaba.
—Te tumbado en la playa…—Entonces sonrió casi
sin ganas— No pienses mal— Seguía intentando reanimarte cuando has dicho “Esta
en Shilfos” varias veces. Sonrió— Creo que delirabas.
Shairus también sonrió, pero su mente era un
caos ¿Shilfos? ¿Qué era eso? Dio por hecho que era un lugar, pero desconocía
donde se encontraba, ni siquiera entendía porque tenía la urgencia de
encontrarlo.
Mark se levanto también, se estiró y habló ya
mas tranquilo.
— ¿Vamos a la fiesta? Si tardamos un poco mas
pueden pensar cosas raras— Esta vez ambos sonrieron con ganas y se encaminaron
hacia el lugar donde había continuado la fiesta.
Cuando llegaron notaron gran ambiente, pero él
no tenia ganas de fiesta. Perdió a Mark de vista casi antes de llegar a la
casa, seguramente arrastrado al medio de la fiesta por sus amigos.
Se sentó en un sofá individual de color rojo,
bastante cómodo y se recostó. Observó como toda su clase iba y venía de la
cocina, los baños y los dormitorios, que estaban en el piso de arriba. Se fijó
en la decoración de la casa, era rústica con muebles de madera brillante, todo
muy bonito, o eso debía ser ya que ahora estaba todo cubierto por restos de
comida y bebida derramada, lo que había provocado un considerable rastro de
servilletas al intentar, en vano, cubrir la torpeza de adolescentes bajo los
primeros efectos del alcohol.
Vio desde su posición la sala de estar, que
había sido desamueblada para convertirla en una pista de baile, ahora estaba
oscura iluminada por pequeñas luces de colores mientras se escuchaba la música
de moda. Paseo su mirada sobre la pista vio a parejas bailando, lo normal, las
chicas motivadas y los chicos con el baso en la mano balanceándose y haciendo
movimientos que despertaban las risas de todos a su alrededor que les animaban
e imitaban.
—Hola Shay— Le saludo Gabriel, un chico no
muy alto, delgado, con la piel clara, y el pelo rubio oscuro y siempre estaba
alegre, aunque no eran muy amigos si simpatizaban, se habían ayudado con los
estudios varias veces. Iba en compañía de un chico nuevo, al ver que se había
fijado en él lo presento— Este es Isaac
Saludo a ambos y mantuvieron una breve
conversación, pero se veía que querían tener una conversación mas “intima”. Cuando
se despidieron vio como se iban al rincón mas alejado de él, que estaba en
penumbra y comenzaban primero a mirarse con intensidad y luego a besarse hasta
terminar en un abrazo en el cual no se podía distinguir donde terminaba uno y
comenzaba el otro.
Los miro por unos instantes y aparto la vista
para observar la casa, se sorprendió
entonces de lo grande que era, pues a pesar de ser casi treinta compañeros no
estaban apiñados como había sucedido los años anteriores.
Volvió a fijarse en el intercambio de fluidos
bucales que tenia lugar entre Gabriel e Isaac, sentía total indiferencia por lo
que veía, pero sus caricias llamaron la atención de otros compañeros, los cuales
comenzaron a burlarse señalándoles, insultándoles y riéndose, ellos se miraban
sin moverse. Shairus pudo observar como uno de sus compañeros, que estaba
bastante tocado por los efectos del alcohol, cometía el error de agarrar a
Gabriel y tirarle al suelo.
— ¿Qué?—Dijo Mathew totalmente ebrio— ¿No
quieres a un tío bien hecho en lugar de este piltrafa?— señalo a Isaac que
estaba paralizado, aunque podía verse una vena hinchándose en su sien
Todo el mundo estaba alrededor de ellos,
asique se vio obligado a levantarse. Sabía de sobra que en el caso de que la
cosa se sobrepasara ninguna de entre esa panda de cobardes haría nada.
Y no se confundía, para cuando llego vio a
Isaac y a Gabriel en el suelo siendo insultados y escupidos por sus propios
compañeros, los cuales se habían crecida gracias al descaro de Mathew.
Isaac estaba rojo de rabia mientras se
quedaba quieto, temblando de rabia. Gabriel por su parte tenía los ojos
llorosos, levanto la vista a tiempo de encontrarse con unos ojos azules, que
pasaban de la curiosidad a la ira y de la ira al odio. Sentía como una ira
descomunal le hervía por dentro. Mathew cometió el error de amagar una patada
contra Gabriel, que cerró los ojos con fuerza.
En el instante en el que amagó la patada,
Isaac reaccionó, ya cansado. Sus pequeños rizos se movieron veloces cuando se
levanto con gran agilidad, cerro el puño con fuerza y le dio un golpe en plena
nariz. Mientras Mathew se tambaleaba y ante los rostros atónitos de todos los
presentes Shairus se puso en movimiento. Agarro con furia al tambaleante Mathew
por la espalda.
—Basta ya de tonterías— Gritó casi con furia,
levantó cinco centímetros a su compañero en el aire y le lanzo contra el suelo,
no fue a parar muy lejos, pero entre el golpe de Isaac, los efectos del alcohol
y el zarandeo de Shairus fue suficiente para evitar que se levantara.
Resoplando de ira se acercó a Gabriel, pero ya estaba siendo ayudado por Isaac.
El alcohol ya estaba haciendo mella en los presentes y uno de los amigos de
Mathew se lanzo contra Shairus, que lo esquivó con facilidad y le dio un golpe
en la nuca con la mano de lado.
Algo extraño paso entonces, sintió un intenso
pero brevísimo frio en el borde de la mano, justo con la que había pegado, pero
no le dio importancia.
—Basta ya de tonterías— Volvió a repetir,
miro al responsable de la casa— O paras tu esto, — Entrecerró los ojos
intensificando su mirada— o se descontrola.
Todos percibieron el peligro en las palabras
de Shairus, ninguno conocía bien a ese chico marginado que apenas hablaba con
nadie. Y, al contrario que todos los presentes, no había ingerido nada de
alcohol.
— ¿Pero que dices, chaval?—Le gritó uno
totalmente ebrio— ¿Y que pretendes hacer? ¿Pegarnos a todos?— Shairus estaba
fuera de si, esa panda de idiotas no iban a intimidarle. Volvió a sentir el
frio en su mano y su mente viajo a gran velocidad.
La piedra azul brillante estaba en su mano,
una intensa luz la cubría y una marca apareció en su palma. Tras unos
minutos de silencio le acercaron al
agua, cuando metió su mano en el agua esta se congelo de inmediato.
Volvió a sentir esa frialdad en la mano,
estaba brillando como la cosa que se había encontrado en la costa. Lejos de
asustarse se metió la mano en el bolsillo y agarro una piedra que había cogido
en la playa. Sintió como se deshacía en
su bolsillo.
— ¿Por qué no?— Respondió. Sacó la mano del
bolsillo y la dirigió al sofá donde estaba sentado hacia lo que parecía una
eternidad. Cuando la palma de su mano abarco el espacio que ocupaba el sofá
cerro la mano, acto seguido el sofá se cubrió de una capa de hielo y exploto
golpeando a los presentes con esquirlas de hielo que hicieron pequeños cortes a
mas de uno.
Las chicas gritaron y salieron en masa de la
sala, muchos otros las siguieron asustados, pero en otros el alcohol había
borrado todo rastro de cordura. Se quedaron en el sitio, petrificados. Sin
mediar mas palabras y apenas consciente de lo que acababa de hacer se giro y se
dirigió hacia la salida donde se encontraban ya Isaac y Gabriel, que no habían
visto nada.
Pero no llego a la puerta de entrada, un vaso
le impactó en la espalda y le hizo encorvarse de dolor, se giró a tiempo para
ver como Mathew se había levantado y le había lanzado su propio vaso
Shairus se acercó a él con rapidez, le cogió
la cara entre sus dos manos y le obligo a mirarle a los ojos. Unos ojos verdes
con las pupilas dilatadas por el alcohol se encontraron con unos ojos azules fríos
como el hielo.
—Mírame Mathew—Le ordeno Shairus con voz
profunda— Mírame, observa y disfruta.
Los ojos de Mathew quedaron prendidos de los
azules, su mente comenzó a trabajar con rapidez sin apartar los ojos, entonces
un gran temor inundo su cuerpo, quería correr, huir de ese horror, pero seguía
ligado a los ojos azules de Shairus.
Shairus vio como los ojos de su compañero se
estremecían de terror y como su cuerpo quería irse aunque su mente no le
respondiera. Cuando le soltó, Mathew callo al suelo, se encogió sobre si mismo
y no se volvió a mover en mucho tiempo.
Sin añadir nada mas, ni mirar a nadie, se fue
con los otros dos. Le estaban esperando sentados en la puerta, Gabriel aun tenía
los ojos enrojecidos. Cuando salió ambos levantaron la mirada, pudo ver
agradecimiento en los ojos de Isaac, pero le sorprendió ver desconcierto en los
de Gabriel.
—Gra…—iba a decir Isaac, pero Shairus le interrumpió
—No digas nada, esa panda de idiotas no van a
hacer algo que me molesta delante mía…—Sonrió un poco— Además, les tenia ganas
desde hacia tiempo.
Gabriel se levanto y miro a Shairus a los
ojos y su cara paso del desconcierto a la sorpresa
— ¿Qué eres tu?—La pregunta les sorprendió a
todos, Shairus lo miro con el entrecejo fruncido y cara de extrema confusión—
Tus ojos— dijo señalándolo— Eran marrones ¿no?
Shairus se rio
—Claro que son marrones, de toda la vida— No entendía
nada, entonces Isaac también puso cara de desconcierto
— ¿A si?—puso mueca de concentración, como si
tratara de recordar algo— ¿seguro?
Ese juego comenzaba a cansarle, el frio de la
mano había desaparecido y su mente aun luchaba por no pensar en lo sucedido
— ¿Qué quieres dec…?—Se había girado hacia el
cristal, su rostro estaba allí, pero no eran sus ojos los que le devolvían la
mirada, sino unos ojos azules frio y oscuros— ¿Pero que…?
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