Kirtash
llegó, después de una larga temporada fuera, a la casa donde vivían la persona
a la que amaba y el que había sido su enemigo. Pero allí solo encontró al
dragón, a Jack, que andaba muy atareado de un lado a otro de la casa. Cuando le
vio, Jack fue hacia él para saludarlo.
—Así
que has venido— le dijo con su habitual y cálida sonrisa.
—Por
supuesto—Kirtash parecía algo ofendido por la duda— no podía perderme su
cumpleaños, por cierto… ¿Dónde está?
—Quería
prepararle una sorpresa, me ha costado bastante que se fuera con los niños a
ver a Shail, menos mal que no viniste antes, si te hubiera visto no habríamos
sido capaces de alejarla de aquí volverá mañana. Ahora podrás ayudarme… si no
te importa claro—le miró interrogante
—Bueno…
es para victoria, no podría negarme
Cuando
se trataba de ella su frialdad se apagaba un poco, se revolvió la oscura melena
mientras miraba a Jack, cuyos ojos se habían iluminado de alivio y alegría.
Entre
los dos arreglaron toda la casa, la decoraron, hicieron una enorme tarta y
dejaron preparada la comida para el cumpleaños, cuando acabaron ya estaba
anocheciendo y ambos estaban exhaustos.
—
¡por fin! —Exclamó Jack tirándose al sillón —pensé que no acabaríamos nunca
—Completamente
de acuerdo—coincidió Kirtash sentándose, con la elegancia que le caracterizaba,
a su lado
—
¿Quieres algo de beber? —le preguntó mientras se incorporaba
—No
bebo, no quiero que mis sentidos se confundan…
— ¡Vamos
hombre! Ni que te fuera a emborrachar— dijo Jack riendo y trajo una botella y
un par de vasos y los puso en la mesita que estaba delante del sillón —es
*****, un licor de aquí. No te preocupes, no es fuerte
Sirvió
en ambos vasos y el dragón y el shek charlaron por primera vez en mucho tiempo,
si es que alguna vez habían llegado a charlar de esa manera. Antes de que se
dieran cuenta la noche había caído y faltaba la mitad del contenido de la
botella.
—Es
curioso que Vic se enamorara tanto de dos personas tan distintas— dijo Jack
—Bueno…
quizás no seamos tan distintos—le respondió el shek mirándole a los ojos— ambos
nos enamoramos de ella
—Tienes
razón—admitió riendo
Cuando
sus ojos se cruzaron con los de Kirtash un escalofrío recorrió su espalda, pero
algo había cambiado, ya no era como cuando eran enemigos, en los ojos del shek
no había tanta frialdad, había desaparecido su odio hacia Jack. Aquel
escalofrío significaba algo que Jack no alcanzó a comprender en aquel momento,
pero era agradable, ese frio a través de su calor, el hielo entre el fuego.
También Kirtash reaccionó, noto algo cálido en su interior, sintió que su capa
de hielo estaba siendo derretida suavemente, aunque sin destruirle.
La
cara de Jack estaba completamente roja, pero no era culpa del alcohol, se había
quedado embobado mirando las afiladas facciones de Kirtash. Mientras tanto, el
shek intentaba contenerse y no perder la cabeza, lo cual le resultaba realmente
difícil en aquellos momentos, sus ojos de hielo recorrían la cara del dragón,
buscando la razón por la que lo había odiado, pero no la encontró, en su lugar
vio un chico apuesto de mirada cálida y tierna y rubios cabellos que se
alborotaban alrededor de su cara.
Sin
darse cuenta ambos se habían ido acercando para observar mejor y, de pronto, se
encontraron cara a cara, a escasos centímetros, Jack había bebido bastante más
que Kirtash y, por un momento se le fue la cabeza, un deseo irrefrenable de
acercarse más a Kirtash se apoderó de él. Y a su vez el shek deseó abrazar al
dragón, atraerlo contra su pecho, todas las diferencias y prejuicios que les
instauraban sus respectivas razas y el odio mutuo que, se suponía, debían
sentir había desaparecido, ahora los que habían sido los peores enemigos se
encontraban abrazados en un sillón. Se miraron de nuevo a los ojos y
comprendieron, a la vez, que ambos querían lo mismo. Sus labios se unieron en
un beso que lo cambiaria todo, el hielo y el fuego, en vez de pelear como
siempre lo habían hecho, se acariciaban mutuamente, jugueteaban, se
entremezclaban. Por unos instantes el fuego se congeló y el hielo ardió, sin
embargo ninguno de los dos desapareció o se transformó, cada uno se rodeaba del
otro cariñosamente, pero también apasionadamente.
Kirtash
despertó con el sol, a la vez que los pájaros y demás animales que rondaban
fuera, cuando abrió los ojos lo primero que vio fue la cara del dragón,
sonriente, que dormía a su lado y por alguna razón eso le arrancó una de sus
medias sonrisas, no pudo contenerla. Se levantó desnudo de la cama fue hasta el
balcón y observó el despertar de aquel
lugar. Aquella casa, de formas redondeadas, tan parecida a la de Limbad había
sido testigo de la reconciliación de las razas más poderosas de Idhun. Percibió
a victoria, aun estaba lejos pero se acercaba. Volvió a entrar se vistió y
despertó a Jack.
—ya
viene
Los
dos se arreglaron y bajaron a recibir a victoria, venia acompañada de Shail.
Cuando les vio salió corriendo hacia ellos y ambos la abrazaron y la levantaron
del suelo.
—
¿Qué os pasa? —Dijo sorprendida— es raro veros tan juntos
—Podría
decirse que hemos arreglado los problemas que nos separaban— Kirtash miró a
Jack y le giñó un ojo mientras lo decía
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