martes, 17 de septiembre de 2013

El precio de la calma

Dio una calada al cigarro que tenía entre los labios. Mil y una cosas pasaban por su mente en aquel momento, todo su cuerpo estaba alerta, en tensión y solo el humo entrando es sus pulmones, solo aquel pequeño acto de autodestrucción, podía calmarla.

1 comentario:

  1. Es curioso como algo que puede llegar a matar provoca en ciertas personas la calma.

    Un beso,
    Abel Jara Romero

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