martes, 30 de abril de 2013

El Diluvio (original)


El sol se alzaba ya entrada la mañana y dos jóvenes señoritas, sentadas en unas escaleras y presas del aburrimiento, incordiaban sin miramientos a los transeúntes exclamando “¡¡buenas noches!!, ¡buenas noches, señor!, ¡buenas noches, señora!” a viva voz y riendo después con estridente risa. Mas pasó entonces un hombre, vestido de traje con sombrero de copa y monóculo, y ellas exclamaron “¡Buenas noches, señor!” y él se detuvo y respondió “buenas son, sin duda, mas cuando el amanecer se alce, la oscuridad se cernirá sobre la tierra y los delfines, de los colores de las rosas y la hierba bien cuidada, se alzarán en el cielo y dominara, junto a los hipocampos multicolores, la humanidad.” Y tras exclamar esto, dejando boquiabiertas a las jóvenes, un rayo cruzó el cielo y un trueno le siguió. Y el hombre reanudó su camino al tiempo que la lluvia comenzaba a caer, mas no era agua lo que llovía si no virutas de chocolate que, en cuestión de minutos, cubrieron las calles. Los niños gritaban de alegría mientras que las señoras alzaban sus voces con horror al ver sus impolutos vestidos empapados en chocolate. Y, de pronto, la lluvia cesó, las nubes marrones se abrieron dejando ver un arcoíris en escala de grises en el cielo amarillo de la tarde.

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