sábado, 7 de julio de 2012

Hª de Shairus cap.1


Capitulo 1: Distorsión
Era una noche cualquiera, despejada, estrellada, fría y sin luna. Todos los adolescentes del instituto del pueblo habían acabado sus estudios y se disponían a celebrarlo en la fiesta anual en la playa que se celebraba en Barith.
Estaban todos rodeando la gran hoguera, cuando una luz que nadie pudo ver cruzó el cielo.
La fiesta continuaba, pero había alguien que no se divertía, que se quería ir de allí cuanto antes. Cerca de la hoguera había un chico alto, con el pelo moreno un poco largo y los ojos Marrones, normalmente cálidos aunque ahora se asemejaban más a témpanos de hielo.
Todos estaban terminando de cenar o dándose el baño nocturno, pero él no tenia ganas, quería irse a su casa, con sus verdaderos amigos, no con esa pandilla de adolescentes descontrolados sin ningún sueño.
Él vivía en Turaich, la ciudad más cercana, pero se vio obligado a viajar al pueblo por motivos de los cuales no quería hablar.  Sus verdaderos amigos, los que dejo atrás, eran los únicos en los cuales confiaba.
Estaba sumido en sus pensamientos cuando gritos de alarma le hizo reaccionar, dirigió su mirada hacia la playa a tiempo para ver como una luz blanquecina se movía de forma serpenteante a pie de playa, haciendo salir con gritos de terror a todos sus compañeros.
— ¿Pero que…?—Se puso en pie frente a la hoguera y fijo la vista en la luz que se movía como si…— ¿Esta intentando salir del agua?— Su voz sonó incrédula, pero había un matiz de triunfo. Por fin iba a descubrir la razón por la cual se fue de Turaich
La playa ya estaba totalmente desierta, se acercó sin miedo a la luz y extendió una mano hacia ella, que ahora se había puesto a hacer cirulos lentamente.
— ¿Qué haces Shay?— Shairus se sobresaltó visiblemente, se irguió y de reojo vio como la luz  se quedaba inmóvil y bajaba su intensidad hasta casi desaparecer.
— ¡Ah, hola Mark!—Le saludó aun con los nervios a flor de piel— Todos se han ido, así que estaba pensando en darme un baño
Mark era un chico bajito, con cara de rata, era el gracioso de la clase y, aunque a mucha gente le fastidiaban sus bromas, era muy querido. Su pelo Castaño le daba un aire adolescente que sabia usar en su beneficio muy bien.
Le miró extrañado, Shairus pudo ver en sus ojos que no le había creído, pero le dio lo mismo, quería que se fuera y estaba un poco impaciente.
—Venga tío, vente— Le dijo sonriente— La fiesta se ha trasladado al campamento y se está genial— Shairus iba a responder que no tenia muchas ganas, pero las palabras se le quedaron en la garganta, sintió como algo subía por su pierna.
Bajo la vista disimuladamente, se le corto la respiración al ver como la luz que había visto en el mar estaba ascendiendo por su pierna, aunque solo vio una especie de cosa transparente moviéndose. Mark lo noto y también bajo la vista, pero no vio nada.
— ¿Qué...?—iba a decir Mark, pero calló al ver que Shairus se arrodillaba. — ¿Shay?
Shairus notaba como la cosa esa iba ascendiendo en su cuerpo y se introdujo en su boca, lo que le produjo una arcada inicial y sus piernas flaquearon.
Todo estaba tan iluminado que dolía abrir los ojos, todo blanco, sin nada de color, sin nada que ver, solo luz infinita. De entre esa luz una voz le habló, era una voz suave y clara, pero también vieja y culta.
“Hola Shairus, me alegra volver a hablar contigo”
— ¿Qué quieres decir?— Pregunto  extrañado Shairus, no le sonaba esa voz pero el parecía que si le conocía. — ¿Quién eres?
“Sabes quien soy, al fin y al cabo no puedes olvidar tus orígenes tan fácilmente”
Esa respuesta despertó algo en su interior, un viejo recuerdo:
Se encontraba en lo que parecía un templo,  un grandioso altar con una piedra azul brillante en su extremo. Pudo recordar como con menos de cinco años, le habían llevado al altar y como un fuego azul había salido de la piedra para chocar contra su pecho, haciéndolo desaparecer.
“Veo que lo has recordado”
La voz parecía cada vez más cercana, pero Shairus no prestaba atención, seguía recordando. Recordaba haberse convertido en luz y cruzar el cielo, vio mas luces, pero se distanciaron y las perdió de vista.
Entonces, tal y como todo había comenzado la luz desapareció y le inundo la oscuridad, sintió entonces como unas manos le golpeaban la cara
— ¿Shay?—Preguntaba un Mark asustado arrodillado a su lado mientras le daba pequeñas bofetadas— ¿Shay estas bien?— Su voz se tranquilizo cuando vio que estaba abriendo los ojos, le ayudo a incorporarse
— ¿Qué ha pasado?—Intento preguntar, pero no le salieron las palabras, se dejo ayudar para levantarse, pero se tuvo que apoyar para evitar caerse ya que le flaqueaban las piernas.
Mark lo sujeto y lo llevo hasta el banco mas cercano donde ambos se sentaron, Shairus cubrió su cabeza con las manos apoyando los codos en las rodillas, se sentía muy mal; estaba mareado, confuso y asustado.
Pasados unos minutos, durante los cuales ninguno de los dos dijo nada,  Shairus se levanto despacio, se seguía sintiendo mal pero era hora de moverse. Se giro hacia Mark que estaba pensativo.
— ¿Qué ha pasado?—Le pregunto, Mark lo miro confuso y un poco asustado, se ve que no se había visto nunca envuelto en una situación semejante y aun estaba en shock. Al ver que no respondía insistió — ¿Mark?
—No lo se…— Dijo despacio, parecía que iba a vomitar en cualquier momento— Estábamos hablando normal, te has caído de rodillas y te has caído…—Por su cara cruzó una mueca de temor— He intentado reanimarte pero no respondías
Shairus se quedo callado, dejándole continuar, presentía que  no había sido tan normal como sonaba y no se equivocaba.
—Te tumbado en la playa…—Entonces sonrió casi sin ganas— No pienses mal— Seguía intentando reanimarte cuando has dicho “Esta en Shilfos” varias veces. Sonrió— Creo que delirabas.
Shairus también sonrió, pero su mente era un caos ¿Shilfos? ¿Qué era eso? Dio por hecho que era un lugar, pero desconocía donde se encontraba, ni siquiera entendía porque tenía la urgencia de encontrarlo.
Mark se levanto también, se estiró y habló ya mas tranquilo.
— ¿Vamos a la fiesta? Si tardamos un poco mas pueden pensar cosas raras— Esta vez ambos sonrieron con ganas y se encaminaron hacia el lugar donde había continuado la fiesta.
Cuando llegaron notaron gran ambiente, pero él no tenia ganas de fiesta. Perdió a Mark de vista casi antes de llegar a la casa, seguramente arrastrado al medio de la fiesta por sus amigos.
Se sentó en un sofá individual de color rojo, bastante cómodo y se recostó. Observó como toda su clase iba y venía de la cocina, los baños y los dormitorios, que estaban en el piso de arriba. Se fijó en la decoración de la casa, era rústica con muebles de madera brillante, todo muy bonito, o eso debía ser ya que ahora estaba todo cubierto por restos de comida y bebida derramada, lo que había provocado un considerable rastro de servilletas al intentar, en vano, cubrir la torpeza de adolescentes bajo los primeros efectos del alcohol.
Vio desde su posición la sala de estar, que había sido desamueblada para convertirla en una pista de baile, ahora estaba oscura iluminada por pequeñas luces de colores mientras se escuchaba la música de moda. Paseo su mirada sobre la pista vio a parejas bailando, lo normal, las chicas motivadas y los chicos con el baso en la mano balanceándose y haciendo movimientos que despertaban las risas de todos a su alrededor que les animaban e imitaban.
—Hola Shay— Le saludo Gabriel, un chico no muy alto, delgado, con la piel clara, y el pelo rubio oscuro y siempre estaba alegre, aunque no eran muy amigos si simpatizaban, se habían ayudado con los estudios varias veces. Iba en compañía de un chico nuevo, al ver que se había fijado en él lo presento— Este es Isaac
Saludo a ambos y mantuvieron una breve conversación, pero se veía que querían tener una conversación mas “intima”. Cuando se despidieron vio como se iban al rincón mas alejado de él, que estaba en penumbra y comenzaban primero a mirarse con intensidad y luego a besarse hasta terminar en un abrazo en el cual no se podía distinguir donde terminaba uno y comenzaba el otro.
Los miro por unos instantes y aparto la vista para observar la casa,  se sorprendió entonces de lo grande que era, pues a pesar de ser casi treinta compañeros no estaban apiñados como había sucedido los años anteriores.
Volvió a fijarse en el intercambio de fluidos bucales que tenia lugar entre Gabriel e Isaac, sentía total indiferencia por lo que veía, pero sus caricias llamaron la atención de otros compañeros, los cuales comenzaron a burlarse señalándoles, insultándoles y riéndose, ellos se miraban sin moverse. Shairus pudo observar como uno de sus compañeros, que estaba bastante tocado por los efectos del alcohol, cometía el error de agarrar a Gabriel y tirarle al suelo.
— ¿Qué?—Dijo Mathew totalmente ebrio— ¿No quieres a un tío bien hecho en lugar de este piltrafa?— señalo a Isaac que estaba paralizado, aunque podía verse una vena hinchándose en su sien
Todo el mundo estaba alrededor de ellos, asique se vio obligado a levantarse. Sabía de sobra que en el caso de que la cosa se sobrepasara ninguna de entre esa panda de cobardes haría nada.
Y no se confundía, para cuando llego vio a Isaac y a Gabriel en el suelo siendo insultados y escupidos por sus propios compañeros, los cuales se habían crecida gracias al descaro de Mathew.
Isaac estaba rojo de rabia mientras se quedaba quieto, temblando de rabia. Gabriel por su parte tenía los ojos llorosos, levanto la vista a tiempo de encontrarse con unos ojos azules, que pasaban de la curiosidad a la ira y de la ira al odio. Sentía como una ira descomunal le hervía por dentro. Mathew cometió el error de amagar una patada contra Gabriel, que cerró los ojos con fuerza.
En el instante en el que amagó la patada, Isaac reaccionó, ya cansado. Sus pequeños rizos se movieron veloces cuando se levanto con gran agilidad, cerro el puño con fuerza y le dio un golpe en plena nariz. Mientras Mathew se tambaleaba y ante los rostros atónitos de todos los presentes Shairus se puso en movimiento. Agarro con furia al tambaleante Mathew por la espalda.
—Basta ya de tonterías— Gritó casi con furia, levantó cinco centímetros a su compañero en el aire y le lanzo contra el suelo, no fue a parar muy lejos, pero entre el golpe de Isaac, los efectos del alcohol y el zarandeo de Shairus fue suficiente para evitar que se levantara. Resoplando de ira se acercó a Gabriel, pero ya estaba siendo ayudado por Isaac. El alcohol ya estaba haciendo mella en los presentes y uno de los amigos de Mathew se lanzo contra Shairus, que lo esquivó con facilidad y le dio un golpe en la nuca con la mano de lado.
Algo extraño paso entonces, sintió un intenso pero brevísimo frio en el borde de la mano, justo con la que había pegado, pero no le dio importancia.
—Basta ya de tonterías— Volvió a repetir, miro al responsable de la casa— O paras tu esto, — Entrecerró los ojos intensificando su mirada— o se descontrola.
Todos percibieron el peligro en las palabras de Shairus, ninguno conocía bien a ese chico marginado que apenas hablaba con nadie. Y, al contrario que todos los presentes, no había ingerido nada de alcohol.
— ¿Pero que dices, chaval?—Le gritó uno totalmente ebrio— ¿Y que pretendes hacer? ¿Pegarnos a todos?— Shairus estaba fuera de si, esa panda de idiotas no iban a intimidarle. Volvió a sentir el frio en su mano y su mente viajo a gran velocidad.
La piedra azul brillante estaba en su mano, una intensa luz la cubría y una marca apareció en su palma. Tras unos minutos  de silencio le acercaron al agua, cuando metió su mano en el agua esta se congelo de inmediato.
Volvió a sentir esa frialdad en la mano, estaba brillando como la cosa que se había encontrado en la costa. Lejos de asustarse se metió la mano en el bolsillo y agarro una piedra que había cogido en la playa. Sintió como se deshacía  en su bolsillo.
— ¿Por qué no?— Respondió. Sacó la mano del bolsillo y la dirigió al sofá donde estaba sentado hacia lo que parecía una eternidad. Cuando la palma de su mano abarco el espacio que ocupaba el sofá cerro la mano, acto seguido el sofá se cubrió de una capa de hielo y exploto golpeando a los presentes con esquirlas de hielo que hicieron pequeños cortes a mas de uno.
Las chicas gritaron y salieron en masa de la sala, muchos otros las siguieron asustados, pero en otros el alcohol había borrado todo rastro de cordura. Se quedaron en el sitio, petrificados. Sin mediar mas palabras y apenas consciente de lo que acababa de hacer se giro y se dirigió hacia la salida donde se encontraban ya Isaac y Gabriel, que no habían visto nada.
Pero no llego a la puerta de entrada, un vaso le impactó en la espalda y le hizo encorvarse de dolor, se giró a tiempo para ver como Mathew se había levantado y le había lanzado su propio vaso
Shairus se acercó a él con rapidez, le cogió la cara entre sus dos manos y le obligo a mirarle a los ojos. Unos ojos verdes con las pupilas dilatadas por el alcohol se encontraron con unos ojos azules fríos como el hielo.
—Mírame Mathew—Le ordeno Shairus con voz profunda— Mírame, observa y disfruta.
Los ojos de Mathew quedaron prendidos de los azules, su mente comenzó a trabajar con rapidez sin apartar los ojos, entonces un gran temor inundo su cuerpo, quería correr, huir de ese horror, pero seguía ligado a los ojos azules de Shairus.
Shairus vio como los ojos de su compañero se estremecían de terror y como su cuerpo quería irse aunque su mente no le respondiera. Cuando le soltó, Mathew callo al suelo, se encogió sobre si mismo y no se volvió a mover en mucho tiempo.
Sin añadir nada mas, ni mirar a nadie, se fue con los otros dos. Le estaban esperando sentados en la puerta, Gabriel aun tenía los ojos enrojecidos. Cuando salió ambos levantaron la mirada, pudo ver agradecimiento en los ojos de Isaac, pero le sorprendió ver desconcierto en los de Gabriel.
—Gra…—iba a decir Isaac, pero Shairus le interrumpió
—No digas nada, esa panda de idiotas no van a hacer algo que me molesta delante mía…—Sonrió un poco— Además, les tenia ganas desde hacia tiempo.
Gabriel se levanto y miro a Shairus a los ojos y su cara paso del desconcierto a la sorpresa
— ¿Qué eres tu?—La pregunta les sorprendió a todos, Shairus lo miro con el entrecejo fruncido y cara de extrema confusión— Tus ojos— dijo señalándolo— Eran marrones ¿no?
Shairus se rio
—Claro que son marrones, de toda la vida— No entendía nada, entonces Isaac también puso cara de desconcierto
— ¿A si?—puso mueca de concentración, como si tratara de recordar algo— ¿seguro?
Ese juego comenzaba a cansarle, el frio de la mano había desaparecido y su mente aun luchaba por no pensar en lo sucedido
— ¿Qué quieres dec…?—Se había girado hacia el cristal, su rostro estaba allí, pero no eran sus ojos los que le devolvían la mirada, sino unos ojos azules frio y oscuros— ¿Pero que…?


martes, 3 de julio de 2012

El error de la ciencia


Los conocí bajo extrañas circunstancias, no lo recuerdo bien, pero eran un grupo extraño. Hiro era el líder, por llamarlo de alguna manera, era un chico de unos 19 años, con melena negra que le caía sobre los hombros, era muy apuesto; alto, delgado y se movía con la elegancia de un cisne. Junto a él siempre andaba una chica, Nya, algo más joven, de grandes ojos felinos y largo pelo morado, algo en su forma de moverse la hacía parecer un gato. En su cuello, oculto en su melena, siempre estaba Neko, un gato con pelaje de similar color al pelo de la chica. También los acompañaba Jack, un chico rubio de hermosos ojos verdes. Y luego estaba yo, no hacía mucho que los conocía y a veces parecía fuera de lugar, pero ellos me trataban cálidamente, me hacían sentir que formaba parte del grupo.
Nya y Neko tenían una función en el circo de la ciudad. Hiro era su representante. Jack y yo habíamos ido a verles aquel día, nos sentamos con Hiro entre el público y vimos a Nya y a Neko saltando de un lado a otro de la pista, haciendo trucos, malabares y piruetas. Cuando salimos nos reunimos todos, Nya y Hiro parecían muy serios, miraron a Jack y el asintió.
— ¿Qué os pasa? — estaba preocupada
— La hora se acerca, debemos enseñarte un lugar
— ¿La hora? ¿De qué?
— No podemos hablar aquí
Fuimos hasta el aparcamiento y montamos en el coche de Hiro, un todoterreno negro de aspecto imponente. Nos llevó fuera de la ciudad y se internó en el bosque cercano. Campo a través llegamos hasta un claro del bosque con un gran árbol en el centro que, aparentemente, era igual a los demás, salvo por el tamaño. Sin embargo cando llegamos al pie pude apreciar un extraño brillo metálico entre la madera. Hiro se acercó más y palpó la corteza hasta dar con un pequeño agujero, sacó de su bolsillo una pequeña llave y la introdujo. Entonces la madera se apartó, dejando a la vista la entrada a una pequeña cabina. Entramos y la madera regreso a su posición dejándonos totalmente a oscuras por unos momentos, la cabina comenzó a descender. De pronto se detuvo y se abrió una puerta dando paso a una sala circular, de aspecto metálico, había repartidos sillones y un televisor, estaba bien iluminada y en la pared se abrían puertas, muchas puertas, cuyos destinos eran aun desconocidos para mí. Una de esas puertas estaba entreabierta, y dejaba ver al otro lado una agradable cocina.
Nos sentamos en los sillones.
—Impresionante— fue lo único que se me ocurrió
—Podría decirse que es nuestra guarida secreta. Si todo hubiera ido bien no tendrías por que conocer esto, o al menos no en estas circunstancias, pero se les ha ido de las manos, no han sabido cuando parar y la investigación ha ido demasiado lejos.
— ¿Investigación sobre qué? —no entendía que querían decir con aquello
—Zombies— me quedé helada—estaban investigando, querían hacer más resistentes a los soldados, hicieron pruebas con humanos… ya ahora… se ha descontrolado, los sujetos de prueba se han convertido en monstruos, solo es cuestión de tiempo que escapen.
Nos levantamos y me llevaron hasta una de las puertas, en su interior había una habitación, no era muy grande, pero era acogedora.
—hay mas como esta, pero no para todo el mundo— la rabia se encendió en el fondo de los ojos de Hiro y esa rabia escondía en el fondo impotencia.
—¿Por qué no habéis avisado antes a la gente? Podrían haberse puesto a salvo.
— ¿Qué crees que pasaría si fuéramos por ahí diciendo que se acerca un apocalipsis zombie?— pensé por un momento, pero no me dio tiempo a contestar—la mayoría no nos creerían, y los que lo hicieran entrarían en pánico. Además, teóricamente es un secreto del gobierno, si lo desveláramos seguramente nos buscarían y se desharían de nosotros.
—Tienes razón—dije agachando la cabeza— creo que si hubiera sido otra persona la que me lo hubiera dicho no la hubiera creído
—Gracias—me dijo Nya
— ¿Por qué?
—Por confiar en nosotros— me sonrió, pero había en ella una extraña mezcla de aprecio, preocupación y enfado, enfado con las personas que habían provocado todo aquello—sigamos
Mientras caminábamos hacia la siguiente habitación Jack me dijo:
—Como comprenderás no vamos a enfrentarnos a ellos a mano vacía, en aquella sala tenemos lo necesario para protegernos y proteger a los que podamos.
Llegamos a la puerta y cuando la abrieron pude ver al otro lado una amplia habitación repleta de estanterías en las que descansaban armas, muchas armas de todos los tipos y tamaños. Hiro se adentro entre las estanterías buscando algo,  cogió un pequeño machete y me lo dio.
 —Aun no ha empezado y no queremos que nos detengan antes de tiempo, así que solo puedo darte esto por si acaso, intenta camuflarlo.
Lo cogí y me lo até a la cintura, mi abrigo era largo así que quedaría oculto
— ¿Vives con tu madre no?
—Si
— ¿No tienes más familia?
—No…—prefería no hablar del tema
—Vaya… lo siento… De todas formas deberías traerla aquí
Terminaron de enseñarme la guarida y luego volvimos a la ciudad.
Cuando llegué a mi casa no había nadie, llamé a mi madre y me dijo que llegaría pronto asique me quede observando desde el bacón, al cabo de un rato apareció, iba hablando por teléfono y se detuvo en la acera, la observé, charlaba animadamente con alguien, ajena a su alrededor. De pronto me di cuenta de que se acercaban a ella unas personas extrañas, los tres sujetos andaban lentamente, medio encorvados. Me sentí impotente, desde allí no podía hacer nada y parecía que iban hacia ella. De pronto algo desvió su atención y cambiaron de rumbo, bajé a toda prisa y cuando llegué donde estaba ella la cogí del brazo y tiré de ella.
— ¡sube! —Le dije— ¡rápido! Y quédate allí, cierra la puerta y no abras a nadie
Una chica agarró fuertemente el brazo de mi madre, estaba muy pálida y había una extraña expresión en su cara la golpeé y retrocedió un poco aflojando su agarre, tire de mi madre liberándola por completo y las dos corrimos hasta el portal, cuando me asegure de que entraba sana y salva Salí corriendo, tenía que avisar a Hiro y los demás.
Fuimos hacia mi calle en el poderoso coche de Hiro. En la entrada el asfalto se había hundido y estaba inundado de agua turbia surcada por venas negras, dejamos el coche y fuimos andando, aun quedaba acera en los bordes. Había un hombre deambulando por allí, se quedó observando el agua, se agachó y alargó la mano hacia una de las extrañas venas negruzcas.
— ¡NO! No lo toques—gritó Jack
Demasiado tarde, el hombre la agarró y la sacó del agua, por un momento se mantuvo estable, pero luego con un pequeño crujido apenas audible se rompió dejando al hombre con un extremo roto en su mano, lo miró acercándoselo a la cara con expresión estúpida. De pronto comenzó a salir un gas oscuro que impactó directamente en la cara del hombre, que lo soltó y cayó hacia atrás, como fulminado por un rayo.
—Tapaos la boca y la nariz con algo— Dijo Hiro sin perder la calma.
Rodeamos al hombre y continuamos nuestro camino, de pronto escuche ruidos tras de mí, me giré y vi que el hombre estaba convulsionando, paró y de nuevo quedo completamente quieto, pero, cuando estaba a punto de girarme y seguir mi camino, comenzó a incorporarse lentamente, emitía suaves gruñidos que se fueron intensificando
— ¡No te acerques a él! —me dijeron
El hombre alzo la cabeza y pude ver en sus ojos un tono ausente y una falta absoluta del característico brillo de la vida, comenzó a avanzar hacia nosotros, retrocedí sin dejar de mirarle, de pronto se escucho el motor de una camioneta, parecía un caballo desbocado. Era una vieja camioneta que se acercaba a toda velocidad a la calle, pero al ver que la calle estaba inundada y destruida dio un volantazo hacia la acera en la que estábamos y se llevó por delante al hombre, estrellándose después contra un muro, empezó a salir humos de lo que quedaba de capó y un entre las grietas de la aplastada camioneta comenzó a escurrir sangre, formando un charco bajo ella.
— ¡Vamos! —Exclamó Jack— ¡Rápido!
Continuamos corriendo hacia mi portal, debíamos recoger a mi madre e irnos de allí, la calle estaba repleta de aquellos seres de forma humana, pero que habían perdido su humanidad. Avanzamos sigilosamente, intentando ocultarnos, pero no pudimos evitar que nos descubrieran.
— ¡Sube a por ella! — Me gritó Hiro— nosotros nos encargamos
Mientras ellos les enfrentaban, yo entre en mi portal, cuando fui a cerrarla puerta tras de mi uno de ellos la alcanzó y la bloqueo. Me llevé la mano a la cintura y allí lo encontré, el machete, lo desenvaine rápidamente y arremetí contra se brazo, la mitad cayó al suelo y él se retiró lo suficiente para darme tiempo a cerrar la puerta.
Subí a toda prisa y abrí la puerta con mi llave, cuando entre mi madre me amenazaba con el palo de una escoba, pero al ver que era yo se relajó.
—está bastante peligroso ahí abajo, —le dije—pero tenemos un coche, hemos venido a llevarte a un lugar seguro
— ¿puede venir ella también? — me percate de que había una amiga de mi madre sentada en el sillón
—no creo que haya problema, voy a bajar a decirles que traigan el coche aquí, quedaos aquí y bajad en cuanto lo veáis aparecer, es un todoterreno negro y grande
Me despedí de ellas, les di ánimos y volví a bajar. Cuando la puerta del ascensor se abrió, me encontré el portal repleto de zombies, se hizo el silencio por un momento y luego se lanzaron a por mí.  Machete en mano, arremetí contra ellos. En la calle podía ver a Jack y a Nya luchando contra cientos de zombies también, supuse k Hiro ya había ido a por nuestra salvación.
Me abrí paso como pude hacia el cristal de la puerta, justo cuando llegue Nya se giró y pude hacerle una señal y darle a entender que ya estábamos listas. Entonces mi objetivo fue despejar por completo el portal para que mi madre y su amiga pudieran bajar a salvo, así que me giré, a tiempo para apartar de una patada al que se me estaba echando encima, arremetí contra ellos una y otra vez, pero parecían interminables.
De pronto me di cuenta de algo extraño, siempre había imaginado a los zombies como simples esclavos de su hambre de carne fresca, sin consciencia, ni sentimientos, ni humanidad. Pero estos… hablaban, pero sus palabras no concordaban con sus actos, algunos parecían ajenos a lo que ocurría e intentaban entablar conversaciones amistosas. Otros, que al parecer si eran conscientes de la situación, pedían perdón o lloraban, incluso algunos me pedían que acabara con ellos, y sin embargo seguían viniendo, arrinconándome, intentado que cediera para transformarme en lo que ellos eran, y de paso alimentarse de mí carne, de mi cuerpo, de mi cerebro.
Perdí la noción del tiempo, pronto ni siquiera fui consciente de lo que hacía, comencé a moverme por mero instinto de supervivencia pero cada vez me dolía mas el cuerpo, el cansancio se apoderó de mí y, de repente, todo se volvió negro.





EPILOGO
Me desperté sobresaltada, pero no me incorporé, solo me quedé bajo las mantas pensando, ¿había sido todo aquello un sueño? ¿Hasta qué punto? No recordaba haberme dormido. Retiré lentamente la manta de mi cara. Aquella no era mi habitación, caí en la cuenta de que era una de las habitaciones de la base. Me levanté lentamente y me di cuenta de que me dolía todo el cuerpo.  Abrí la puerta despacio y encontré en la sala central a Hiro, Nya y Jack sentados, Neko, que paseaba por el respaldo de la silla de Nya, me miró y maulló, los tres se giraron y, al verme, se levantaron rápidamente y vinieron hacia mí. Me abrazaron.
— ¿estás bien?
—bueno… me duele todo, pero no pensé que fuera a salir viva de allí
—es normal, pero lo importante es que estas aquí, con nosotros, tu madre y su amiga están durmiendo aun
—entonces… ¿ya estamos todos a salvo?
—para nada, esto es solo el principio, aun queda mucho por hacer